Cecilia Patricia Flores, activista sonorense, descubrió un crematorio clandestino en los límites de Tláhuac e Iztapalapa, Ciudad de México, donde se encontraron osamentas de niños, mujeres y perros. En una entrevista con EL UNIVERSAL, Flores explicó que, además de los restos humanos, se hallaron libretas, ropa y zapatos que aparentemente pertenecían a menores de edad, así como credenciales de elector e identificaciones de mujeres.
La activista llegó a la Ciudad de México para apoyar en la búsqueda de desaparecidos y recibió una llamada anónima que les dio las coordenadas precisas del lugar. A pesar de solicitar seguridad, denunció que la Guardia Nacional las dejó desamparadas durante los dos días de trabajo, y la Comisión Local de Búsqueda no proporcionó apoyo económico ni herramientas.
Por precaución, Flores y su grupo se retiraron del lugar y se coordinaron para mantener vigilancia, mientras esperaban la llegada de autoridades de la Comisión Nacional de Búsqueda. Aunque denunciaron la desaparición de los restos de un bebé que encontraron, su principal objetivo es permitir que las familias puedan reencontrarse con sus seres queridos desaparecidos.