Los fiscales del Estado de México han concluido una investigación de un mes que revela cómo el violento cártel de la Familia Michoacana ha estado obligando a pequeñas tiendas y vendedores del mercado a comprar pollo a casi el doble del precio normal. Además, los resultados de las pruebas publicados recientemente encontraron aditivos potencialmente cancerígenos en el pollo encontrado en un almacén controlado por el cartel en Toluca, cerca de la Ciudad de México.
Los fiscales estatales continúan las investigaciones sobre dos bodegas incautadas en Toluca el 27 de marzo por presuntos vínculos con extorsión y delitos contra el consumidor. Según el informe, los productos alimenticios incautados no son aptos para el consumo humano debido a la presencia de tartrato de potasio y sodio, entre otros aditivos.
La investigación se inició en diciembre, cuando cuatro trabajadores de un procesador de pollos fueron secuestrados en uno de los almacenes. Aunque los secuestradores a menudo no liberan a sus víctimas, los cuatro hombres fueron encontrados ilesos y liberados de un vehículo.
Los fiscales descubrieron que los trabajadores del almacén habían sido secuestrados como parte de una disputa entre pandillas, ya que los secuestradores querían el almacén para sí mismos. Los almacenes allanados eran lucrativos negocios, ya que el cártel amenazaba a los clientes para que compraran pollo a un precio mucho más alto que el estándar.
Este incidente ilustra cómo los cárteles mexicanos han diversificado sus ingresos, extorsionando a diversos sectores y controlando violentamente negocios legítimos, desde la extracción de mineral de hierro hasta el servicio de Internet.