A pesar de que la generación de empleos en México ha superado los niveles previos a la pandemia, la calidad del trabajo se ha visto comprometida, según señala el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP). De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), entre 2020 y 2023 se han creado alrededor de 3.5 millones de puestos de trabajo por año.

Sin embargo, esta tendencia positiva no se traduce en un aumento significativo de los ingresos para los trabajadores mexicanos. De hecho, la cantidad de personas con ingresos superiores al salario mínimo se ha reducido en 8.9 millones en los últimos tres años. La situación es especialmente preocupante en lo que respecta a la distribución de ingresos, ya que la mayoría de los nuevos empleos generados ofrecen salarios cercanos al salario mínimo.

Los indicadores muestran que, del total de la población ocupada después de la pandemia, aproximadamente 10.9 millones de personas tienen ingresos equivalentes a un salario mínimo, mientras que la ocupación de aquellos con ingresos superiores ha disminuido considerablemente. Esta situación se agrava aún más al observar la distribución por género, donde las mujeres tienen una presencia significativamente mayor en los rangos de ingresos más bajos.

Como consecuencia de la baja de ingresos salariales y la precarización laboral, la migración laboral mexicana documentada en Estados Unidos ha experimentado un notable aumento en los últimos dos años. Según el Anuario de Migración y Remesas México 2023 de BBVA, la emisión de visas de trabajo temporal agrícola (H-2A) para la población mexicana ha crecido en un 46.3% entre 2019 y 2022.

Esta situación pone de relieve la urgencia de implementar políticas que promuevan la creación de empleos dignos y con salarios justos en México, así como medidas para combatir la precarización laboral y garantizar condiciones laborales adecuadas para todos los trabajadores.