Una tragedia sin precedentes golpea el sur de Brasil, donde al menos 66 personas han perdido la vida y otras 101 permanecen desaparecidas debido a las devastadoras inundaciones desencadenadas por intensas lluvias, según informó la Defensa Civil el domingo.

En el estado de Rio Grande do Sul, más de 80,000 personas han sido desalojadas y 15,000 se encuentran refugiadas en albergues habilitados por las autoridades. Imágenes desoladoras muestran calles anegadas, viviendas sumergidas y el centro de la capital, Porto Alegre, completamente inundado.
El presidente, Eduardo Leite, calificó la situación de "dramática" y "absolutamente sin precedentes". El gobernador recibirá al presidente Luiz Inácio Lula da Silva para abordar la emergencia, mientras el ministro de Comunicación de la Presidencia señaló que el domingo será crucial para las labores de rescate.


El estado enfrenta una crisis humanitaria con la necesidad urgente de abastecer de víveres y asegurar la continuidad de la cadena productiva en esta región agropecuaria. El alcalde de Porto Alegre instó a la población a racionar el agua, ante el cierre de plantas de tratamiento y el colapso de servicios básicos.
El desastre, atribuido al cambio climático y al fenómeno meteorológico de El Niño, ha generado preocupación mundial. El papa elevó sus plegarias por las víctimas desde el Vaticano, mientras que expertos advierten sobre la gravedad del evento y la necesidad de un esfuerzo de reconstrucción masivo.
La ciudad de Porto Alegre, fundada en 1772 y ubicada en una vasta cuenca hidrográfica, se encuentra parcialmente aislada debido al colapso de infraestructuras y servicios esenciales, lo que agrava la magnitud de la catástrofe. El mundo observa con consternación mientras Brasil enfrenta una de las peores tragedias en su historia reciente.

Vía Infobae