La ciudad de Belén se enfrenta a una Navidad sombría, sin las tradicionales luces festivas y el icónico árbol en la plaza del pesebre, ya que las autoridades han decidido suspender las celebraciones debido al conflicto entre Israel y Hamás.
La cancelación de las festividades navideñas, que usualmente atraen a miles de visitantes, golpea duramente la economía de la ciudad, altamente dependiente del turismo. Aunque la situación económica se deteriora, la alcaldesa Hana Haniyeh señaló que, comparado con el sufrimiento del pueblo palestino en la Franja de Gaza, la preocupación económica es insignificante.
La guerra ha dejado más de 18,700 palestinos muertos y más de 50,000 heridos. La mayoría de los 2.3 millones de residentes del territorio han sido desplazados. Las restricciones y los cierres dificultan el acceso a Belén y otras ciudades palestinas, afectando gravemente al sector turístico. La ciudad, que depende en un 70% del turismo, enfrenta cierres de hoteles y pérdidas millonarias, dejando a miles de empleados sin trabajo.